sábado, 27 de octubre de 2012

En tierra hostil


  Llevo unos cuantos días revisando los miles y miles de fotos que por desgracia no tengo bien archivadas. Es el producto de un intenso y dinámico trabajo, de una gran cantidad de fotos, algunas de las cuales no alcanzas a documentar en su momento. La acumulación, al final de tantos años es brutal y revisar todo el archivo es imposible. Me limito a escanear aquello que encuentro interesante y clasificarlo.
  Y de repente me aparecen fotos como esta, una final de Copa jugada en el Camp Nou y que como era habitual en la época la presidía Franco. En realidad se llamaba  Copa del Generalisimo y si mal no recuerdo la ganó el Barça. Ronda por ahí la foto de Juanito Segarra recogiendo el trofeo.
  Pero me quiero quedar en esta foto y sobre todo en los comparsas que aparecen rodeando al Caudillo. Me quedo con los pocos que aplauden o hacen gestos de aprobación ante la presencia de Franco. Evidentemente está el entonces Principe Juan Carlos y la Princesa Sofía, Juan Antonio Samaranch justo detrás de Franco y su esposa al lado del Principe.
  En general se nota un poco de alegría en los que le rodean, pero también hay caras de disgusto y sobre todo, una dos o tres filas más atrás ya nadie aplaude ni levanta la mano derecha y se ven los rostros totalmente impasibles. Era el momento del Hinmo Nacional y es  lógico que la inmensa mayoría del público no se sintiera precisamente indentificado.
  Esto de no sentir nada por el Himno Nacional Español no es nuevo. Más bien había una cierta repulsíon al mismo. En Catalunya las heridas de la Guerra Civil eran aún muy recientes. La mayoría recordaban amargamente los bombardeos que sufrió la ciudad una noche si y otra también, matando indiscriminadamente a la población cicvil y derribando edificios enteros de los barrios más poblados de la ciudad.
  Franco estaba en tierra hostil, pero la corte le engañaba. Le hacía creer que las duras medidas de españolización habían dado sus frutos y le montaban una corte a su medida.
  No creo que Franco se tragara del todo las mentiras oficiales, pero de alguna manera su vanidad, como la de cualquier ser humano, le hacía creer que se estaba ganado el pueblo catalán.
  La prueba la tenemos ahora. Sesenta años después la desafección al sentimiento españolista en Catalunya es muy bajo. Solamente los que de alguna forma directa están beneficiados por la relación política directa con Espanya desean que Catalunya siga siendo una región dependiente del Gobierno de Madrid. A los que no les toca el reparto, la mayoría, que no les vayan a buscar la españolidad por ninguna parte. Más bien todo lo contrario. La mayor parte de la gente se da cuenta de que no han servido para nada 35 años de solidaridad voluntaria con España.
  Lo malo del caso es que la tendencia es que la relación empeora. Las redes sociales y la facilidad de comunicación existente hoy en día hace imposible ocultar la realidad. La gente se ha cansado de soportar la volcada impresionante de fondos estatales en todas partes menos en Catalunya, donde ni siquiera las cuatro provincias están enlazadas por autovía de cuatro carriles, la linea férrea entre Barcelona y Valencia tiene un tramo, entre Hospitalet del Infante y Vandellós, de una sola vía, y no voy enumera la cantidad de agravios que sufre Catalunya. Son tantos que aburren.
  Por eso, precisamente por eso y por querer hacernos creer lo contrario, que no se esfuercen en españolizar Catalunya. Lo intentó el Caudillo y ya veis los caretos de la mayoría de ciudadanos de la foto. Es aquella cara que quiere decir: Lo que hay que aguantar, pero todo sea por el Barça. Se han ganado a pulso que Catalunya siga siendo tiera hostil.





No hay comentarios:

Publicar un comentario