viernes, 12 de agosto de 2011

Un paseo por Miramar

Para los de mi generación Miramar tiene un cargamento histórico importante. De hecho es en la montaña de Montjuïc donde se sitúan los primeros habitantes, los laietanos, que vivían en cuevas en la ladera este de la montaña. El Castillo arrastra tras de sí un cargamento histórico importante asociado a los multiples ataques bélicos y despiadados que ha sufrido la ciudad de Barcelona en los últimos siglos. La Guerra Civil Española, de la que sabemos lo que nuestros padres nos contaron, ellos si la sufrieron, tambíen ha dejado huella en el Castillo de Montjuïc. Pero hoy me he dado una vuelta por Miramar. Algo que está muy en deshuso porque el controvertido y polémico Hotel Miramar, que no se hizo a su debido tiempo por los intereses enfrentados entre el Ayuntamiento y los promotores, ha cerrado un espacio muy barcelonés. No es un cierre hermético ya que el hotel tiene su entrada por la parte posterior y los jardines que dan al puerto de Barcelona siguen siendo públicos, pero el hecho de desviar el transito rodado por el nuevo túnel ha sacado a los barceloneses y turistas de un espacio que fue muy concurrido antes de que se ejecutara el Hotel Miramar.
Miramar me trae otros recuerdos, nostálgicos pero muy enriquecedores. Fue la primera sede de TVE en Barcelona. Era un auténtico lujazo ir a Miramar donde los viejos maestros del periodismo radiofónico dieron paso a una generación sensacional de jóvenes periodistas, sobre todo deportivos, que gozaron del apoyo y las lecciones magistrales de Juan José Castillo. En Miramar nació el programa "sobre el terreno" y muchos otros que a pesar de la precariedad de medios contaba con el entusiasmo y la profesionalidad de una chavales que han llevado el periodismo deportivo a su máximo nivel antes de dar el salto a los estudios de TVE en Sant Cugat y el nacimiento de TV3. Había mucho nivel en Miramar.
Esta tarde mientras esperaba en vano que se iluminara la estatua de Colón me vienen todos esos recuerdos, pero sobre todo echaba en falta el movimiento que siempre había en Miramar antes de la construcción del Hotel. La vista sigue siendo impresionante y gracias al Transbordador Aéreo hay un bar con un poco de vida, pero me da la impresión de que el resto de los jardines y la gran barandilla que dan al Puerto de Barcelona son un cadáver ciudadano, y me da pena. Todo por haber cerrado al tránsito un espacio y hacerlo peatonal algo que creo acertado pero que ha exterminado aquellas clásicas estampas de parejas y familias que señalaban aquí y allá, exactamente en dirección contraria al dedo de Colón, eso dedo que yo esperaba ver iluminado. Tendré que preguntar al Ayuntamiento qué días y a qué hora se ilumina Colón. Os prometo colgar la foto cuando la tenga porque aunque Miramar está triste tiene una vista magnífica.





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